si bien el nuevo contexto de conectividad requiere cambios en los planteamientos y estrategias de acción de cara a que la biblioteca mantenga su peso como espacio impulsor, orientador y de refuerzo de los itinerarios de lectura personales y libres de los usuarios. El papel de la biblioteca como mediador e impulsor de la lectura en la era digital, lejos de perder sentido, resulta clave para informar, orientar y facilitar el acceso a la diversidad de materiales de lectura y desarrollar capacidades de lecto-escritura en relación con el nuevo contexto de alfabetización que se configura en nuestras sociedades. Así pues, las bibliotecas deben insistir en su empeño de crear y consolidar hábitos de lectura, tanto en soportes tradicionales como en los nuevos entornos digitales.
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